No es la primera vez que hablo de Sebastián Boesmi en Underdogs y, probablemente, y viendo la evolución de su trabajo, tampoco será la última. Fascinado por su imaginario y los nuevos elementos que su estilo adopta, consideré que, aparte de hablar sobre él, también podría hablar con él, y que mejor formato que una entrevista para desgranar un verano que para él ha sido muy fructífero y, sobre todo, intenso.
Antes de nada, ¿qué tal el verano? Por lo que podido ver en tu Facebook, has estado muy activo en estos últimos meses, viajando, exponiendo y dando charlas. ¿Cómo ha sido la experiencia?
¡Hola Bill! El verano español lo viví en Sudamérica y me toco invierno allí, pero un invierno un poco atípico ya que el sol quema mucho. Es así, estos últimos meses estuve en Asunción, Paraguay, haciendo una exposición, también di un par de charlas en la Universidad donde estudié y en la embajada de Francia. Tuve la oportunidad de estar un par de semanas en San Paulo, Brasil, donde asistí a la XXXI Bienal de Arte, cuyo concepto giraba en torno a “Como aprender de cosas que no existen”, “Cómo hablar de cosas que no existen”. Luego de S.P. retorné al estudio de Marma Art Projects en Berlín por una semana pintar intensamente en el taller donde el año pasado estuve realizando una residencia de artistas por cuatro meses. ¡Fue un verano muy agitado!
Paraguay ha sido una de las etapas más destacadas de tu viaje, ¿cómo se recibieron tus obras allí?
Paraguay, creo yo, ha sido la etapa más importante, y también la etapa primera, pues ahí viví toda mi vida, estudie y comencé a pintar. Me alegra mucho cada vez que hago una exposición allí porque la gente que asiste toma mi trabajo de una manera muy positiva. Me pone muy contento ver mucha gente en mis exposiciones. Que te digan que la obra presentada les emociona es la mejor manera de que reciban tu trabajo. Eso es muy valioso para mí.
¿Crees que existen grandes diferencias entre exhibir tu arte en Europa y Sudamérica?
No sé si grandes diferencias, pero sí muchas sutilezas. Entre ellas podría citar el gusto. En Sudamérica el gusto es muy diferente y también lo es el imaginario. En Europa hay más galerías, mas instituciones de arte y más circuitos que de alguna manera desarrollen el gusto de la gente. En pocas palabras, hay más mercados para ciertas cosas, pero eso no quiere decir que allá no haya un constante crecimiento y desarrollo en el ámbito de las artes, ya sea de parte de las instituciones y de parte de los artistas. Hablando de artistas, otra cosa es la cantidad de artistas. En Europa hay muchos artistas y muy buenos, hay más competencia por llamarlo de alguna manera. En Sudamérica también los hay y también muy buenos pero convengamos que por una cuestión de escala, de desarrollo, de posibilidades y mercado, la cantidad es menor. Los países ricos son los que desarrollan más su producción artística, pero también ocurre que como artista, cuando uno tiene problemas económicos o va con la pasta justa, en algunos casos, la creatividad se maximiza y al no tener, pues uno se dedica a crear.
En síntesis sí hay diferencias, pero en el fondo las sensaciones que tiene la gente que va a una exposición, el énfasis, el discurso y todo lo que se siente frente a una obra es lo mismo en cualquier parte del mundo.
Te hemos visto apostando por nuevos materiales y formas de plasmar tu imaginario, como por ejemplo, el uso de neón o recurrir a formatos muy grandes. ¿Hacia dónde se dirige tu producción?
Así es, me puse a investigar y hacer obras en neón, un material muy interesante y personalmente muy atractivo. Eso dirige a la luz. Me interesa la luz como medio para trabajar, me interesa mucho.
Las pinturas de gran formato son una manera de plantear conceptos propios de mi pintura, como la relación que hay entre lo micro y lo macro. En un soporte de escala macro represento un montón de pequeños dibujos, textos y mensajes. El campo de acción es mayor y las variables para la composición también. Otra cosa es ponerse a pensar en el mercado… Generalmente te dicen, no pintes muy grande, no lo vas a vender. ¿Y qué? ¿Pintamos solo para poder vender? ¿Es esa la conclusión de ser un buen artista hoy en día? ¿Las ventas? No estoy de acuerdo. Es un pensamiento demasiado capitalista y demasiado materialista.
Claro está que no solo pinto gran formato, experimento en otros diferentes.
Meses después de su presentación, ¿estás satisfecho con el resultado de “A Big Load”?
Estoy satisfecho y agradecido. La primera exposición de Big Load fue en la galería Espai [b] de Barcelona, en junio de 2013, y fue una exposición en la que pude presentar aquí el resultado de mi trabajo más reciente. Poder hacer lo mismo en Paraguay este año me pone muy contento, la gente de ahí que conoce mi obra de siempre y asistió a mis primeras exposiciones, por el año 2000, puede ver cómo se conjugó mi obra con las influencias europeas. Poder experimentar eso es increíble. Así también lo es poder presentar lo que hago en Barcelona, ciudad en la que vivo desde hace cuatro años y ciudad de la que me enamore el día que llegué.
Uno de tus objetivos con esta serie era desarrollar una conversación con el público. ¿Sientes que lo has logrado? ¿Que papel piensas que ha jugado tu popularidad en redes sociales como Facebook? ¿Y cómo de necesarias se han vuelto esta clase de herramientas?
A mí me interesa que la obra haga pensar a la gente acerca de lo que son, de las cosas que les gustan de verdad, de las cosas que no les gustan de verdad, de sus experiencias cotidianas, de sus deseos y también de sus angustias. Esa es una de las razones por las que la cantidad de elementos plasmados en mi obra son necesarios para este diálogo, necesito muchas variables para que las múltiples relaciones entre los elementos generen diferentes historias, diferentes explicaciones. No creo que exista una popularidad en Facebook en mi caso, yo solo lo uso para subir mis trabajos y para mostrar lo que voy haciendo. Y sí, son muy necesarias para comunicar pero hay que tener cuidado… son maneras de comunicar atonales y generalmente la gente interpreta lo que quiere y no lo que queremos comunicar, en el peor de los casos. Es una herramienta muy importante aunque al final de cuentas la presencia más importante es la materia, la obra.
¿Y sobre tus próximos proyectos y exposiciones qué nos puedes explicar?
La pintura sigue siendo mi proyecto principal, es así que estoy preparando una nueva serie en pintura y dibujo basado en el reflejo de una serie de personajes y situaciones en pequeños espejos ovalados, como se cita en la imagen titulada “This is not what I have waited”. Se basa en el encuentro, en la introspección y en preguntarte quién eres, más que preguntar que es lo que estoy viendo. En esta serie ya no se utilizan muchos elementos, el mensaje es claro y directo, como el reflejo mismo del espejo. El neón es otra técnica que estoy desarrollando, creo que hay muchas posibilidades dentro de ella.
Sobre las exposiciones, la más cercana es en diciembre, una colectiva en Espai [b] de Barcelona. Luego en febrero otra en el Centro cultural del Banco Citibank de Asunción.
También está entre mis proyectos cercanos presentar mi tesis de licenciado en Artes, en enero de 2015. Si bien acabé la carrera hace 5 años, nunca presenté mi tesis para obtener el título y preferí pintar.