Ha quedado demostrado que en esto de los NFTs hay sitio para todo el mundo: para los artistas que comienzan, para los que quieren entrar en el circuito por vías alternativas a la sala de arte y para aquellos que atesoran un caché importante que no hace ascos a nuevas formas de exhibir su trabajo.
Ocurre con Paul Milinski y sus obras, a las que recientemente atendí a través de la plataforma Nifty Gateway. En ella, Milinski presenta una serie de instalaciones digitales que responderían igual de bien en una galería o en un museo y que, analizadas en su factura, arrojan la duda de cuál formato podría dar más juego.
Juego en el sentido de que cada instalación podría replicarse en la realidad de forma más sencilla que a través de algoritmos, ya que Milinski “emplea” materiales como la piedra o el metal. No por el esfuerzo, tampoco quiero poner en una báscula el trabajo digital y el plástico, sino por la accesibilidad de las materias primas y la atención a su tratamiento. En cambio, la lluvia, el concepto fuerte de las tres instalaciones disponibles, es otro asunto. Solo un entorno digital puede extraer de ella el máximo provecho estético, y más cuando atendemos a los diferentes ángulos desde los que ésta puede apreciarse.
Más allá del interés técnico que me ha despertado este Descending Sky, el estético también merece algunos apuntes. Hay juegos constructivos, sonido ambiental y un uso preciso de la arquitectura y la iluminación. No son obras pensadas para romperse la cabeza, ya que de lograrlo, perderían parte de su encanto estético y ambiental.
