El mundo de la fotografía de moda tiene en este país algunos héroes indiscutibles, capaces de adentrarse en la selva de las tendencias y sobrevivir a sus caprichos sin sacrificar el estilo que los dio a conocer. El caso de Ramiro E es uno de los más destacados, un ejemplo de solidez a nivel técnico que le ha permitido recorrer las siempre interesantes caminos de la experimentación. Uno de sus proyectos más valorados, Girl of the Month, nos descubrió el potencial de la red para desarrollar nuevos discursos fotográficos. Parte de ese material podemos encontrarlo ahora en su Girlzine, una publicación en la que Ramiro ha puesto mucho esfuerzo e ilusión.
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¿Por qué el formato fanzine?
Llevo varios años enseñando mis fotos más personales en medios digitales, desde la era del fotolog… Después de todo este tiempo me he acabado cansando de Internet. Por otro lado, yo nunca había hecho un fanzine, de modo que hacer uno se me planteó como una alternativa fresca y nueva para mí. El fanzine me permite controlar todos los aspectos de la presentación de las fotos y de los contenidos, me da libertad absoluta.
¿Qué balance haces de los dos años del proyecto Girl of the month?
Disfruté mucho con este proyecto. Me planteaba el reto de descubrir una cara nueva cada mes, una cara que se adecuase a mi estilo y a mi universo. Tengo una especial debilidad por las caras nuevas.

¿Fue problemático encontrar modelos que se ciñeran a los cánones de belleza que querías transmitir?
Los dos años que duró este proyecto coincidieron con un momento de expansión inicial de las redes sociales de Internet. A través de sitios como Fotolog o MySpace pude conocer a mucha gente, tuve muchísimo feedback y todo esto me ayudó a encontrar modelos que se adecuaban a mis expectativas.
¿Qué requisitos tenías en cuenta a la hora de hacer esta selección?
Me interesaba en primer lugar la novedad.
El hecho de tratarse de chicas que yo apenas conocía y visitaban mi estudio, en cierta medida es lo que aportaba morbo, algo que intentaba reflejar en los retratos de manera sutil.
El punto de vista que yo adoptaba ante las modelos era el de un voyeur que admira una belleza inusual.
¿La belleza clásica ya no está de moda o ya va siendo hora que “belleza” y “moda” recorran caminos separados?
La belleza clásica nunca dejará de estar de moda.
De todas formas en estos últimos años estamos viviendo un momento de democratización de la moda, que aporta una visión de la moda más real, más de la calle, como reflejan los innumerables blogs de moda y tendencia que existen y entre los cuales se encuentra el blog de streetstyle que hago para Yo Dona.
En este sentido puede ser que esto ayude a aceptar y difundir unos cánones de belleza que se alejan de los arquetipos que marcan las modelos o las celebrities en los medios más mainsteam.
Ante todo, Girl of the month era un experimento con unas características técnicas muy concretas y alejadas de lo que muestras en tus editoriales de moda. ¿Fue una desconexión temporal de la fotografía más mainstream o un acto de premeditada rebeldía?
La verdad es que yo no encuentro tantas diferencias entre Girl of the Month y mis trabajos más comerciales, en todos ellos anida cierta rebeldía. Cambian las formas pero la actitud suele ser la misma, al menos en la base.
¿Qué tiene de bueno y de malo impostar una estética o una forma de fotografiar como la que muestras en estas fotografías?
No considero que en estas fotos esté impostando una estética o un estilo. La forma de hacer estas fotos me sale muy de dentro, de forma instintiva y es el resultado de una búsqueda. En otras palabras busco provocar reacciones con mis fotos, llamar la atención haciéndolo de la mejor manera que me sea posible. Técnicamente las fotos son muy crudas y no siempre sacan el lado más favorecedor de las modelos. A mí, una foto que saca a cualquier persona perfecta, que maquilla la realidad hasta hacerla irreconocible, no me interesa, no me dice nada.
Yo busco la belleza en las imperfecciones.
¿Cómo te gustaría que se desarrollaran los futuros números del Girlzine?
Me gustaría que el fanzine fuera creciendo de una forma dinámica, que cada número sea completamente distinto al anterior. También me planteo evolucionar dentro de mi propio estilo fotográfico y abrir mi abanico estético.
NO quiero que la cosa se quede en un portfolio estético de mis obsesiones.
He leído que tu intención es seguir explorando el universo girlie. ¿Puedes avanzarnos algo?
La palabra girlie tiene para mí connotaciones positivas. “Girl” es un término que se asocia a la juventud pero para mí esta juventud es más de espíritu que la que se asocia a una edad determinada. Las chicas que yo fotografío tienen edades un tanto equívocas, en ocasiones parecen más jóvenes de lo que son. La estética teenager siempre me ha marcado mucho.
MI intención es explorar y encontrar motivos “girlies” que no estén necesariamente tan anclados en la órbita del universo teen.
¿Y por qué crees que este tipo de material tiene tantas posibilidades y, sobre todo, aceptación por el público?
Girlzine no está dirigido a un público masivo. Pero sí que es verdad que puede llegar a un gran público porque estas fotos pueden crear empatía. Cualquiera puede identificarse con las chicas porque son reales y a la vez ficticias, porque las chicas que yo fotografío las presento de forma realista, pero detrás de esta presentación hay algo de fantasía.
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